NOTA: SPOILER FREE
TARANTINO HEBRAICO.
PULP FICTION + LA TORAH = BIG BAD WOLVES
Algún día tenía que pasar que los tarantinianos superaran a Tarantino.
No sorprende nada que Tarantino la considere la mejor película del año, es como barrer para casa. Una cinta que es todo un ritmo y suspense, no pierde ni un minuto, los directores van directo al grano, sin elipsis ni tiempos muertos. El ritmo trepidante se consigue imitando el hábil uso de las canciones que hacía Martin Scorsese en sus años mozos y unos diálogos que podrían estar perfectamente escritos por Tarantino con una pizca, bueno, más bien un puñado, de humor negro típicamente judaico. Humor negro de ese que te deja un regusto amargo. Pensar que detrás de la gente más aparentemente normal se esconde un criminal, o que detrás de las personas más cotidianas, familiares, caseras y habituales se esconde un torturador en potencia, y en acto.
No falta ningún elemento estrictamente tarantínico: torturas, sótanos, humor negro, situaciones insólitas, diálogos con chispa, grandes peroratas memorables, etc...
Big Bad Wolves, es otra vuelta de tuerca sobre el tema del asesino en serie. Sí, han oído bien, el asesino en serie. ¡Qué original! Parece que el psicópata criminal, maníaco o como se le quiera llamar, es definitivamente un animal cien por cien cinematográfico, mal que nos pese a algunos, nos lo encontramos hasta en la sopa. Hace poco ya hablamos de uno en este blog, en la crítica de Maniac. Pues bien, si querías caldo, toma dos tazas. Aunque, huelga decir que esta cinta aporta bastante novedad, y que el tema del asesino aquí es secundario, casi anecdótico. Todo en esta película está puesto al servicio del ritmo y el suspense. Tengan cuidado con sus uñas, porque terminarán comiéndoselas.